Las autoridades de Protección Civil de México (PC) habían planeado llevar a cabo un simulacro de respuesta a un terremoto de 7,9 grados en la escala de Richter el 20 de marzo al mediodía hora local, que es precisamente cuando un terremoto ocurrió en México este martes.
Después de haber sido inicialmente reportado como 7,9 en la escala de Richter, el terremoto fue revisado más tarde para que midiera 7,4.
El ejercicio se estaba ejecutando bajo los auspicios del Comité de Emergencias del Estado de México, el departamento gubernamental encargado de responder a los desastres naturales.
Un cartel para dar a conocer este "megasimularco" también fue publicado por las autoridades, anunciando la fecha de las pruebas que tendrían lugar el 20 de marzo.
Otro periódico mexicano, La Voz del Norte , también informó sobre el "megasimularco," el 13 de marzo, señalando que tres departamentos del "gobierno están dispuestos a llevar a cabo la megasimulación que se celebrará el 20 de marzo aproximadamente a las 12 horas."
El terremoto de ayer golpeó, precisamente, a las 12:02 PM hora local en la región de Oaxaca, según el USGS.
La extraña coincidencia ha llevado a afirmaciones de que el evento podría haber sido un experimento sísmico.
El hecho de que los gobiernos tengan acceso a la tecnología sísmica de disparo no es una teoría de la conspiración, es un hecho científico.
El experto en modificación metereológica, Ben Livingston, un físico de la Armada que asesoró al ex presidente Lyndon B. Johnson sobre la eficacia del control del tiempo ya en los años 60 durante la era de la guerra de Vietnam, ha documentado que estos experimentos se remontan a principios de 1950 cuando los Estados Unidos canalizaba dinero hacia programas destinados a utilizar el tiempo como un arma durante la guerra fría.
Por otra parte, en abril de 1997, en una charla en la Universidad de Georgia, Athens, el entonces Secretario de Defensa William Cohen habló de la amenaza de un "tipo de eco-terrorismo por el cual se podría alterar el clima, provocar terremotos, activar volcanes a distancia mediante el uso de las ondas electromagnéticas."
Durante muchos años, las sospechas han circulado en torno al propósito del programa HAARP, un programa de investigación de la ionosfera financiado conjuntamente por la Fuerza Aérea de los EE.UU., la Marina de los EE.UU., la Universidad de Alaska y DARPA. En su obra mas vendida, "Los ángeles no juegan a este proyecto HAARP", el autor Nick Begich resume la evidencia que sugiere que el HAARP está involucrado en el control del clima con fines nefastos.
Los científicos de la NASA han descubierto "una estrecha relación entre las perturbaciones eléctricas en el borde de nuestra atmósfera y los terremotos inminentes en el subsuelo", que ha llevado a afirmar que los terremotos están siendo inducidos artificialmente como una forma de guerra moderna por HAARP.
La actividad humana también se ha confirmado como una fuente de los terremotos. Los cambios en la presión subterránea de una planta de energía geotérmica en Suiza provocaron un terremoto de 3,4 en 2007.
Sea o no que el terremoto de ayer fuera un experimento de sísmica que salió mal o no, el hecho de que coincidiera precisamente con un simulacro del gobierno basado en el escenario de una idéntica, incluso a la misma magnitud exactamente del terremoto que se informó inicialmente, es un suceso raro.
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